Abonando el camino
Con distorsión y acordes
Nos llegamos hasta Bilbo
Viernes once a las doce
Entre cafeses y fanfarronadas
Sacó el Flako de su espalda
La churrasca que llevaba
Con las cachas plateadas
No le digas a un navarro
Que no hay pelotas pa´tal
Que pone en marcha el atraco
En cuanto ve una sucursal
Ni corto ni perezoso
Me llego hasta el mostrador
Soplo la armónica un rato
Y me piden por favor
Que les diga cuanto quiero
Que ponga precio al silencio
Que´l sonido es un horror
Joder, yo sólo trataba
De alegrar a los clientes
Que en esos momentos estaban
Charlando con los dependientes
Y reflejaban sus caras
Preocupación por las cuentas
Por los saldos, los ahorros,
Por las hipotecas
Así pues no hicieron caso
A la pipa plateada
Que sujetaba el Flako
En su mano alargada
Con eso y un bizcocho, a las ocho en posición con todo el equipo sonando y sacando de la saca lo recaudado, nos animamos un rato con un purito en el morro y jodiendo a los de Berriozar, que cuando llegaron al banco con estupor se encontraron que ya había sido atracado (con armónica desafinada).
La cena que ponen los del Antzoki, siempre deliciosa. Con ese regalo nunca se puede tocar mal.
Al día siguiente Zaragoza es el destino
Al lado de la Pilarica, en la otra parte del río
Rincón acogedor y pequeñico
En la sala López nos reciben como amigos
El Brigi nos ha cambiado
Por la almohada cervical
Y se ha llegado hasta Barna
Pa darle en la Razzmatazz
El Iosu todo contento
Se estrena con las baquetas
Con una banda de lobos
Que atiende como Txarrena
Txus como siempre, sembrao
Empezaba las canciones
En el tono acordado
Como corresponde
Y todo fueron abrazos
Al final de la jornada
El que más disfruta, el Flako
Entre maños y mañas
Otro finde pa enmarcar. Es lo que tiene la farándula, que el depósito de cariño nunca se queda vacío.
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