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Insonoro.com: Antzoki (Bilbo)

2012-12 15
Además de la crónica, Insonoro.com nos ofrece un carro de bonitas fotos y videos de "Pétalos", "Fue 24d ¿y qué?" y "Todo lo enamora".
Aquí está el enlace
http://www.insonoro.com/cronica/1524/el-drogas

Y aquí la crónica

¡Espíritu constructivo de sano inconformismo!

Hay heridas emocionales que requieren un considerable esfuerzo para su cicatrización, una activación del poder interior y manifiesta disposición al cambio, un enfrentarse al dolor con una actitud positiva, no echarse precisamente la culpa a sí mismo de lo ocurrido sino encontrando fuentes nuevas de satisfacción y gozo personal que las haga sanar en el menor tiempo posible; volver a activar la chispa que enciende nuestra existencia, la alegría de vivir, o lo que es lo mismo, un indispensable positivismo para sobrevivir durante esos malos momentos, una confianza en la dura tempestad, discerniendo que no siempre el tocar fondo supone algo pernicioso, que puede servir para recomponer la fe e iniciar una nueva vida, construyéndola definitivamente tal como la queremos.

Con un planteamiento bastante parecido, como es el de “Haz lo que debes y harás feliz a los demás, haz lo que quieres y te harás feliz a ti mismo”, Enrique Villarreal, alias el Drogas, ha afrontado su nueva gira, 'Te cantamos las 40', aspirando a recobrar su buen ánimo e innata capacidad de expresar emociones con precisión, aunque su profunda herida, causada por la inevitable salida de las filas de Barricada, permanezca aún sin curar del todo; asimismo, focalizando todo su talento y alta autoestima en dejar huella allá por donde pasa y que a su vez ésta manifieste que su maravilloso sueño de continuar haciendo música sigue igual de entero pese a haberse topado con esa inesperada piedra dura en un camino que allanó previamente con todo su esfuerzo, lágrimas y sudor.

Si bien, hay músicos que no saben canalizar ciertas inquietudes artísticas y prueban mil cosas hasta encontrar una vía de expresión que a lo mejor, o a lo peor, es solo válida para ellos mismos, otros convierten en oro todo lo que tocan, merced a su continua creatividad y espíritu transgresor de incomodar a los cómodos. Enrique es de esos, que no se conforman exclusivamente con conciliar ideas y sentimientos para expresarlos a tumba abierta y con el corazón en la mano, sino también ejerciendo una inconformidad revulsiva en los jóvenes y así se atrevan a alzar la voz contra la situación actual de injusticia y por el hábito de la propia conciencia. A priori, lo más razonable era pensar que al tratarse de un concierto compuesto por 40 canciones lo más probable es que hubiera momentos de aburrimiento extremo, esos que no conducen a nada y que pueden apagan todo el frenesí y fogosidad, pero los músicos de antemano ya habían sido conscientes de ello, decantándose, con todo el acierto del mundo, en confeccionar un repertorio que fuera in crescendo, con el correr de los minutos, bien repleto de intensos destellos de brillantez y pasión con los cuales dejar una grata sensación en el cuerpo del espectador, similar a esos fines de semana que te parecen que transcurren muy rápido, en un abrir y cerrar de ojos, por lo bien que te lo estás pasando.

  
El Drogas
 

En un ambiente de lo más entusiasta arrancaba la velada musical con una sorpresa inesperada, un mini recital acústico a cargo del propio Drogas y Txus Maraví, en las inmediaciones de la barra de la sala y sobre un escenario improvisado con lámparas y una mampara de fondo, decorada para la ocasión, que recreaba un mono ambiente de acogedora atmósfera intimista. Una fracción diminuta de lo que fue su gira acústica, conformada por seis canciones de trazo suave, “Poca Luz”, “Debajo De Aquel Árbol”, “Ya No Anochece Igual”,  “Quiero qué”, “Con Tu Presencia”  y “Todo Lo Enamora”, epidérmicas líneas melódicas que nos reflejaba a un artista, quizá menos relumbrante, pero mucho más humano.

Posteriormente en un escenario más apropiado y digno de un espectáculo de esa envergadura, pasado y presente se fueron intercambiando sus cromos, conectando y quedando contrastados en una ráfaga luminosa de puro sacrificio e inagotable entrega.

Los primeros temas en caer fueron “En Punto Muerto”, “Así”, “Las Paredes Del Pozo” y “El Charco”, esta última basada en un relato de Arthur Porges, recibidos con la emoción debida, derivada particularmente de la peculiar personalidad histriónica mostrada en dicho comienzo por Enrique, señor marques de chistera y bastón. Inmediatamente asomó uno de los clásicos de Barricada “No Se Que Hacer Contigo”, tomando la actuación un cariz más salvaje y cercana con el público gracias al jugueteo por parte de algunos de los músicos con los asistentes de las primeras filas y prosiguiendo sin descanso esa bien trabajada línea ascendente a base de himnos de igual índole, algunas de ellas impregnadas de ese espíritu rebelde, incitador a que el pueblo no pierda la capacidad de manifestarse y ganar siempre la partida en la calle “Contra La Pared”, “No Hay Tregua”, “Barrio Conflictivo” y otras de un sentido homenaje a las personas fusiladas por la represión del ejército franquista, “Pétalos” o “Los Maestros”, sin olvidarse de rememorar a uno de los símbolos de la lucha antifranquista como lo fue “Matilde Landa”, injustamente olvidada durante tantos años.

  
El Drogas
 

Las previsiones de tormenta huracanada se cumplieron, nada más llegar los dardos punzantes de “Cerocomasiete” y “Fue 24 De Diciembre ¿y Qué?”, su recordatorio al espléndido proyecto de La Venganza De La Abuela, interpretadas bajo un espíritu indomablemente insurrecto que hizo que nuestro subconsciente empezase a revolotear en busca de drogas naturales capaces de ordenar lo que estaba pasando.  Una exposición que iba progresivamente aumentado de biorritmos y acorralándonos en un callejón sin salida, cuya única escapatoria estribaba en emocionarse y dejarse atrapar por los detalles y matices que escondían algunas de sus contemporáneas canciones y novedosas adaptaciones como fue el caso de  “Todos Los Gatos”, “Con Tu Piel”, “Sin Reverencias”, “El Fuego De La Tarde”.  Evidentemente lo que realmente no ha cambiado un ápice en intensidad y cordialidad es el modo de Enrique de desatar la carcajada o la admiración con sus maneras chisposas de decir las cosas y locuras típicas de chiquillo, la peculiar mascara de Lobo en diabólica musicalidad de “El Lobo Feroz” o sus acrobacias con los bastones en algunos de los cortes, por citar, “Azulejo Frío” y sin olvidarse de sus características muecas que le otorgan la condición de personaje singular como bien acontecía en una desorbitada versión del tema archiconocido de Alarma “Frío”, mientras levantaba el pie de micro para que el público le secundará coreando el estribillo.

Un derroche de entusiasmo contagiado por la energía e improvisación de los grandiosos músicos que le siguen escoltando Eugenio Aristu (Flako), Txus Maraví y Brigi (Koma), no suponiendo impedimento alguno para que en todo momento suenen los acordes precisos perfectamente encuadrados en el tiempo, de sus himnos más emblemáticos “En La Silla Eléctrica”, “Sofokao”, “Todos Mirando”, “Salvaje Mirar”, “En Blanco Y Negro” o “Empujo Pa´ki”.

Según la ética Kantiana actuar por deber es obedecer la voz de la razón que hay en nosotros, guiarse por un juicio recto, en base a tomar las decisiones con la cabeza fría y no dejándose llevar por las emociones. No obstante, ello nos transforma en maquinas programadas estrictamente por reglas universales, anulando toda creatividad. Lo mejor, quizá sea dejarse llevar por los impulsos emocionales, la experiencia y un espíritu inconformista frente a dogmatismos de cualquier índole, sin el temor a equivocarnos, mostrándonos tal como somos y diciendo lo que realmente pensamos, rehusando aquello que los demás esperan de nosotros. El Drogas es uno de esos artistas que predica con ello, actúa de acorde a lo que siente, a sus verdaderos pensamientos y sentimientos, inconformismo como ideal de vida, es posible lo imposible, cuerpo, mente y alma totalmente conectadas.

Texto Mikel García

Fotos Carlos García

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