Sala La Mirona (15-12-12). Salt (Girona)
Crónica de
Juan Písale para
El Blog del Dr.gas (no oficial)
http://eldrogas.blogspot.com.es/2012/12/cronica-el-drogas-en-girona-por-juan.html
La única pega del concierto de la sala La
Mirona nos la tenemos que asignar nosotros mismos (un servidor y el gran Toni
“papasmoscas”) por llegar tarde a la “bienvenida acústica” de antes del
concierto. Aunque a tiempo de un “Mañana será igual” para hacernos una idea de
lo que la logística (improvisada, a nuestra manera) y la carretera nos había
birlado. A ver si alguien nos la cuenta,
que nos quedamos con las ganas.
Así
que, al lio. Puntuales y oportunos, empezaron a sonar los acordes acústicos de
“Poca luz”. Una llamada muy familiar a la voz empezó a dibujar una de esas
estrofas que te acompañan de por vida, e invitó a los pies de los allí
congregados a aproximarse al escenario
por el camino peligroso de la larga espera. A todo esto la banda se unía a la
canción; desnudándola de un tirón eléctrico. Gran arranque, sí.
Y de esta forma fueron desgranando un
señor repertorio. Con temas viejos y nuevos. Muy bien mezclados, codo a
codo, en su terreno… Me gustaría poner
el repertorio por orden, pero me va a ser imposible, fruto de una egoísta forma
de vivirlo. Se tomó como si de un viaje placentero se tratase; de norte a sur,
de este a oeste. Pasando a través de una cuarentena de estaciones, en las que estos cuatro artesanos del
rocanrol te van llenando la maleta de
provisiones con una sucesión de acordes, melodías y redobles. Le sacas el polvo
a los recuerdos y todo.
Importan buenas vibraciones desde el
escenario, no cabe duda. A bote pronto
(igual que esta crónica) e intentando
hacer un análisis escénico y rápido, uno por uno, diría que Brigi es todo energía, y saber
hacer. No deja de sorprender que pueda ser tan polifacético, y lo que es mejor…
que solventa la papeleta de manera sobresaliente. Flako es un elemento que se
hace esencial en directo. Buen músico, cumple como el que más, y le da un rollo
de escena muy rockero a la actuación. Vamos, que te dicen que viene de tocar
toda la vida con el Dregen de los Backyard Babies y te lo crees, porque está a
la altura. Txus es “la guitarra personificada”. Llama mucho la atención como se
desenvuelve entre una maraña de acordes y detalles. Va sobrado, y exprime a su
guitarra cada nota con un feeling que no está en cualquier traste. De Enrique
“El Drogas”… iba a decir que sobran las palabras, pero no, nunca sobran.
Maestro de ceremonias desde que empieza hasta que acaba. Las tablas se notan,
hace de un concierto un espectáculo. Su puesta en escena es de nivel. Su
carisma se pasea por cada canción. En todas y cada una de las entonaciones hay
una mueca, gesto y expresión que las acompaña. Arte (mucho) y oficio (de
largo). El talento más que demostrado.
Las canciones… un lujo. Ya se ha comentado en las crónicas de
otros conciertos de esta gira, pero es que menudo arsenal. Suenan del primer
disco de Txarrena (¿Quién se atreve a decir que dos décadas después no es un
clásico?), de La Venganza de la abuela… del “Azulejo Frío”…del “Libros
prestados” (“En punto muerto”… clásico prematuro, se palpa). Y temas que
para muchos de nosotros ya son himnos, de su trayectoria con Barricada. Un ramillete
selecto de canciones (“La silla eléctrica”, “Animal caliente”, “Pétalos”, “Deja
que esto no acabe nunca”…), un lujo para los sentidos, vamos.
Pues
nada, o todo… porque eso es lo que nos dieron, todo un menú (se podría decir
que a la carta) de cuarenta platos cantados, tocados… escuchados, y digeridos
por nuestra parte como lo que son; delicatesen, canela fina.
Una actuación para el recuerdo; de esas que se guardan en la
vitrina de las grandes noches de
rocanrol… que al fin y al cabo eso es y de lo que se trata. ¿Y por qué no
decirlo? Lo que nos gusta. Txus, Flako,
Brigi, El Drogas… GRACIAS.
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